20 ago 2011

Anie (Capítulo 1 (Continuara))

Era una noche oscura, la niebla lo cubria todo. En noches como estas en las que no podia dormir le gustaba asomarse a la ventana y ver la calle, pero hoy la niebla era tan espesa que casi no llegaba a vislumbrar el gran árbol que había delante de la casa.

A lo lejos se oía el sonido amortiguado de la televisión de algún vecino, pero no podía ver la luz que está desprendida. Seguramente sería la casa de los Wilhem ya que siempre eran los más ruidosos. Como Anie no veía nada por la ventana decidió volver a meterse en la cama y mientras se volvía capto por el rabillo del ojo una sombra recortada junto al árbol.
Agudizó la vista hasta distinguir las agudas curvas de una mujer, una de esas como las que le gustaban a su padre. Anie la miro perpleja no conocía a ninguna mujer en el pueblo con esas curvas de actriz. En ese momento un coche pasó con las luces encendidas, Anie se fijo en el coche rojo que pasaba como un rayo por debajo de su ventana. Cuando Anie quiso volverse a mirar a la chica su silueta ya no estaba.
Se la habría imaginado, hoy Anie estaba extremadamente cansada y su madre siempre le decía que el cansancio causaba delirio.

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Una mirada que se cruza en el pasillo del instituto, parece mentira que no hace tanto Anie hubiese matado por esa mirada y en cambio ahora le daba igual. Ya había estado con el una noche y se había dado cuenta de que no era nada especial más bien al contrario había jugado con ella como había querido y le había hecho sufrir. Anie le dio la espalda sin miramientos pero a pesar de eso podía oír las burlas de el y sus amigos. Anie no era una chica guapa, al contrario, siempre había deseado ser más llamativa pero la genética estaba en su contra pero eso no era motivo para que nadie se burlada de su sufrimiento. Timidamente Anie se fue al baño algo agotada por esos odiosos días de clase que había tenido y que aun le esperaban.
Anie se lavo la cara y con agua en la cara levanto el rostro, y en el reflejo del espejo se encontraba una figura. La cabeza de una mujer asomando por detrás de una de las puertas del baño, un rostro de una chica joven, con una sonrisa pero una mirada extrañamente sádica, el pánico invadió a Anie pero no duro mucho ya que cuando pudo secarse el agua de los ojos la mujer ya no estaba allí ¿Sería la misma chica que vio ayer en la calle?
Anie salió del baño a todo prisa sería mejor llegar pronto a clase y no enfadar a la señorita Mrs. Grase. La clase transcurrió como de costumbre, aunque con un pupitre vació al fondo de la clase, Anie tenía claro a quien pertenecía ese pupitre a aquel que había amargado todos sus días escolares a aquel que se había burlado de ella. Pero ¿donde estaría? No hacia tanto que se había reído de ella en el pasillo. El timbre la saco de su ensimismamiento, por fin era hora de ir a casa, salió con paso ligero al pasillo donde todos los chicos casi corrían a disfrutar de un fin de semana tranquilo pero de golpe se oyó un grito atroz proveniente de la puerta de entrada. Conforme la gente se acercaba a la entrada se quedaba parada de puro horror, allí estaba el porque...¿era el no? En la puerta había alguien colgado con una saga en el cuello, alguien le había arrancado la ropa y mediante cortes habían escrito en su cuerpo "Ahora no se burlara de nadie". Muchas de las chicas lloraban, otras simplemente miraban horrorizadas, algunos chicos gritaban insultos y amenazas contra quien hubiese hecho eso y otros simplemente hasta parecían alegrarse, pero en la mente de Anie había un pensamiento: "Esto es mi culpa"